viernes, marzo 24, 2006

Otra vez esa sensaciĂłn

Me despierto entre un sudor frío con esa extraña sensación. El despertador me recuerda, desde la letania, que el sueño ya acabó. Otra dura mañana se avecina. Miro a través de la ventana en busca del reflejo de esos ojos que una vez me dieron la libertad, y que ahora sólo muestran los restos de lo que una vez fue amor. De nuevo esa extraña sensación. La ventana solo muestra el amanecer de un nuevo día, quizá una nueva vida. Ensimismado me dirijo al baño, consciente de que algo ha cambiado. Me sumerjo bajo la cálida lluvia que tantas veces me ha resguardado, aún vulnerable, me envuelvo en esa coraza de algodón que tantos días he necesitado. Seguro de mi mismo me dejo invadir por la nostalgia y el dolor. De nuevo la extraña sensación. Y entonces todo encaja. Abro los ojos y diviso tras esa tibia cortina que me ampara un rostro. No llego a distinguir las facciones, pero sé de quien se trata. Como una prolongación del furtivo sueño nocturno, ella se aparece. Una sonrisa se dibuja en mi cara cuando ella se desvanece al querer atraparla. Y de nuevo esa sensación.
Camino del inevitable destino diario me invade la inspiración. Lo que alguien un día me arrebato, vuelve con todo el furor. Mientrás, la calle se recubre de un tono cobrizo, cálido, acogedor, que me envuelve y me abraza. Lejos de ti, te siento tan cerca que esa extraña sensación se apodera de mí.
Y como explicarte que es esa extraña sensación. Y como disculparme por conocerla antes que a tí. Te buscaba y no te encontraba, me sonreias y no te veia. No supe esperarte, y ahora no se si es tarde. Y pensar que esa extraña sensación no es mas que amor. Joven y tierno, lejano y débil, pero sencillamente amor. Sólo la pasión de tus cabellos o la dulzura de tus ojos me han devuelto esta extraña sensación.